martes, 28 de octubre de 2008

Serú Girán

Cosmigonón

gisofanía

serú girán


paralía


narcisolón

solidaría

serú girán

serú girán


paralía

eiti leda
lumineria
caracó


ah... lirán marino
ah... lirán ivino

parastána nesari eri desi oia

seminari narcisolesa desi oia
serilerilán
eiti leda lumineria caracó

viernes, 24 de octubre de 2008

¿Escucha usted ese ruido?


La fiebre subía, subía y subía. Recordaba aquellos tiempos, de los que se podía decir "buenos". Rachas maravillosas, brillantes, no perfectas. Cuántas cosas quisiera ahora revertir, cuántas muchas vivir de nuevo. A veces lloraba porque extrañaba. O porque no creía que las cosas hubieran resultado así. O porque quería llorar. Estaba enfermo. Lo sabía. Lo peor de su enfermedad era eso, la imposibilidad ante todo. Pero tenía un lado hermoso (y él lo sabía).
Cada noche, cada mañana, cada tarde, escuchaba un hermoso y colorido amanecer, y luego, otro hermoso y oscuro atardecer.
¿Cómo hacía él, enfermo y obstinado para lograr tal preciosura dentro suyo? ¿Cómo lograba oírlos? A veces pienso que quizás nunca lo hizo, que mentía. Sin embargo su enfermedad no era la mentira. Era otra...
Un día nublado quise verlo . Ya no estaba.
Los días siguientes fueron raros, y los años que siguieron también. Pero no es mi historia la que me interesa contarles, sino, la necesidad de preguntarme (una vez más) porqué desde que se fue siento ese insistente zumbido en mi sien, en mis oídos...